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Este es el último mes de año, estamos cerrando este 2020 tan particular, y la palabra que me resuena en este momento es la VULNERABILIDAD, ¿qué es la vulnerabilidad?
Brene Brown nos dice “La vulnerabilidad se trata de aparecer y ser visto. Es difícil hacerlo cuando estamos aterrados por lo que la gente pueda ver o pensar. Pasé muchos años intentando superar o superar a la vulnerabilidad haciendo que las cosas fueran seguras y definidas, en blanco y negro, buenas y malas. Mi incapacidad para apoyarme en la incomodidad de la vulnerabilidad limitó la plenitud de aquellas experiencias importantes que están llenas de incertidumbre: amor, pertenencia, confianza, alegría y creatividad, por nombrar algunas”.
Siguiendo con la idea de Brene Brown, creo que este fue un año de gran vulnerablidad, desde lo personal y me atrevería a decir también desde lo colectivo. Hemos dejado expuestas nuestras imporfeccciones, nos incomodamos y nos abarazamos a la incertidumbre más de una vez.
Inexplicablemente el tiempo se detuvo durante gran parte del año, escribiendo este repaso del año pensaba en cómo inicié el 2020, allá en enero, con muchas ideas y proyectos, luego en marzo todo cambió abruptamente, empezó un nuevo juego que tuvimos que aprender a jugar sin preparación, sin conocer las cartas de antemano.
No pude evitar preguntarme durante ese tiempo: ¿cómo me siento cuando estoy así? ¿qué cosas puedo hacer? ¿qué cosas no puedo hacer?.
Durante la cuarentena escuché a Fred Koffman hablar de que esto era como correr una maratón sin haberse entrenado antes, y por eso era tan desafiante. Para los que no somos runners vale aclarar que para las maratones se van entrenando de a poco, en cuanto a fuerza, resistencia, pero sobre todo la mentalidad, que es lo que hace la diferencia cuando se trata de muchos kilómetros.
Entonces empezamos a correr esta maratón de pandemia a ciegas por que sabíamos cuanto iba a durar y sin entrenar nuestro cuerpo y nuestra mente, incluso tomados por emociones por potentes: miedo, incertidumbre y ansiedad.
Pasada la mitad del año se empezaron a sentir los efectos: cansancio, agotamiento, frustración, algunos queríamos llegar ya a la meta.
Luego empezó otra etapa, con la llegada de la primavera fue florenciendo nuestro alrededor, la naturaleza, las oportundiades, los vínculos.
¿Qué es lo que cambió? ¿Soy yo que veo las cosas diferentes?
Ahora transitando los últimos días del año, en este diciembre que se hace tan especial, ya no se si estoy cerca de la linea de llegada, en realidad tampoco me lo cuestiono más, hay un aprendizaje ligado al transitar todas estas etapas, y todas estas emociones, que creo que finalmente lo estoy incorporando, así como mi propio ritmo de correr esta maratón, mi velocidad crucero, hay que esta cambiando en mi y a mi alrededor.
Deseo que el 2021 sea un año de descubrimiento, asombro y celebración de la vida.
¿Y por qué no?
Liliana Ibañez – Creadora de Consentido
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