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Hay un proverbio chino que dice así: Mi granero se ha quemado hasta reducirse al suelo. Ahora puedo ver la luna.
Reflexionando acerca de estas sabias palabras, encuentro que, en este caso, la pérdida ha habilitado la posibilidad de crecimiento y expansión. Ya no hay un techo tapando la gran luna. Claro que es una metáfora, la cual he interpretado como la propuesta de quemar nuestros limitantes para expandir nuestro techo interno y poder ver más allá. Esta idea me parece fascinante, empezar a ver nuestra vida de una manera diferente y novedosa, habilitando posibilidades que antes nos parecían inalcanzables.
Nuestras vidas están en constante movimiento, continuamente estaremos dejando atrás nuestra experiencia presente, para vivir una nueva que estamos creando. Cuando decidís generar un cambio para mejorar tu calidad de vida, es posible que primero experimentes una sensación de miedo o de pérdida. Parece contradictorio pensar que cuando estás iniciando un trabajo interno para ir hacia un lugar mejor, esperando resultados positivos, puedan aparecer miedos y sentimientos de tristeza. Al tomar las decisiones que nos llevan a crecer, la persona que éramos hasta ese momento deberá morir para que nazca una nueva versión más sabia. El primer acto de creación es la destrucción.
Para vivir una vida con sentido, tenemos que aprender a ir hacia adelante, aunque tengamos miedo, abrazar las pérdidas que intentamos evitar y que nos permiten evolucionar. Así lograremos transformar las experiencias difíciles en algo valioso. La propuesta es ver estas situaciones con una nueva perspectiva, sacando el foco de aquello que nos está limitando, y abriéndonos a nuevas experiencias que nos lleven hacia un mayor bienestar.
Autora: Eliana Piker
piker.eliana@gmail.com
IG: @elianapiker
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