[vc_row][/vc_row][vc_column][/vc_column][vc_column_text]En general, en aquellos encuentros que facilito fuera del ámbito corporativo, las emociones suelen surgir y expresarse con cierta facilidad. Pero algo sucede al adentrarme en el ámbito organizacional donde suelen reprimirse, y es poco probable que la ternura este presente.
Dependiendo el autor que leamos, la escuela donde nos formemos o quien nos cuente acerca del tema, podemos encontrar 4,7,8, o X cantidad de emociones “básicas”. Considero que la TERNURA es una de ellas pero muchas veces es dejada de lado o mal vista, sobre todo en el ámbito corporativo, perdiéndonos de lo poderosa que es.
La falta de ternura en la niñez dificulta la sensación de seguridad cuando somos adultos, impactando en como nos relacionamos con nosotros mismos y con el resto de las personas. Es un gran trabajo personal adentrarse en este tema para deconstruirse y crecer.
La ternura es creadora de espacios seguros, de contención. Permite conectarnos para tener conversaciones que sanan, transparentes, superar miedos y afrontar momentos difíciles.
Si tenemos en cuenta esto y permitimos que se haga presente, ¿cómo no vamos a dejarla fluir en el ámbito corporativo donde estos espacios son necesarios para generar compromiso y confianza?. ¿Cuánto más eficientes serían las conversaciones de feedback individual y de equipo si se hacen desde esta emoción?
En encuentros con mis coachees muchas veces escucho el juicio de que “mostrar ternura es ser débil”, seguido de “ser débil está mal” por lo tanto no la ven funcional. Vivir esto como una realidad nos cierra estas posibilidades de participar en relaciones más transparentes, tener conversaciones sinceras y sin obstáculos por falta de claridad en los mensajes. Se puede ser firme con ternura, pero firme al fin.
Recuerdo uno de mis primeros trabajos, esos que llamamos de “la vieja escuela”, donde esto era incompatible. Si había algo que faltaba era un feedback desde la ternura, un espacio preparado para conversar que invite al aprendizaje y al desarrollo. Esto hacía que sea difícil conectar con la tarea y más aún con las personas. Pero a través del tiempo me sirvió para darme cuenta que acompañar equipos puede hacerse diferente, creando y cuidando el  contexto en el que las relaciones se dan y  construyendo así equipos eficientes, cercanos y de calidad humana.

 

 

Juan Manuel Tejeda
@juantejedacoach
Life & Corporate Coach[/vc_column_text]