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Descubrí cómo estimular nuestra salud mental a través de la comida.
‘Año nuevo, vida nueva’: un mantra que muchos de nosotros trata de adoptar mientras avanza el mes de enero, y nuestros excesos de la temporada de fiestas comienzan a pasar factura. Mientras recordamos con algo de vergüenza todas esas calorías que consumimos en exceso, en forma de postres y platos navideños, y nos apresuramos a apuntarnos en los gimnasios en línea, hay un aspecto muy importante que suele pasar desapercibido: nuestro equilibrio mental.
2020 fue un año de retos hercúleos, algunos de los cuales dejaron sin duda una huella indeleble en nuestra psique. De la mano del ya bastante grave Covid 19, otra pandemia ha asomado su horrible — aunque mucho menos visible — cabeza: la depresión y la ansiedad han repuntado notablemente alrededor del planeta, independientemente de variables como la edad, la ubicación geogŕafica y el espectro socioeconómico.
Pero, ¿podemos enfocar esta reciente búsqueda de una mejor alimentación para estimular también nuestra salud mental? Vogue conversa con el Chef británico Robert Irvine, cuyo abordaje de la cocina tiene como inspiración la normalización del diálogo sobre la salud mental y la estimulación de nuestro bienestar psicológico.
Muchos de nosotros estamos lidiando con nuestra salud mental, especialmente después de los eventos vividos durante el último año ¿Por qué no terminamos de hablar abiertamente sobre estos problemas?
‘Todo se reduce al miedo. La enfermedad mental es vista, incluso hoy, como algo vergonzoso o irreal. La pandemia se ha encargado de desenmascarar esta doble moral. Apenas ahora empezamos a ver películas y shows de TV en los que se muestra la realidad de la enfermedad mental. Mientras más información compartamos, más fácil será identificar las señales. El estigma persistirá hasta que empecemos a comprender realmente el problema.’
¿Cómo puede contribuir la comida con nuestra salud mental?
‘Nuestras memorias más felices están íntimamente ligadas a la comida. No se trata tanto de lo que comemos, sino de con quién comemos. Cuando le pregunto a la gente sobre sus recuerdos favoritos ligados a la comida, tienden a mencionar con quién estaban en ese momento. Para mí, es estar en la mesa con mi mamá, mi hermana y mi hermano, para el asado de los domingos. La comida es el conector por excelencia.’
Cómo podemos mantener esa esencia de comunidad en un mundo socialmente distanciado?
‘¡Esto es todo! [señala la pantalla]. Se trata de acercarse a los demás, de dar ese paso, aunque pienses que están bien, porque puede que en realidad no lo estén. El año pasado, un amigo mío — un marinero — se suicidó y nadie lo vio venir. Se trata de buscar las señales y comprender los comportamientos. Siempre es mejor decir algo. La comunicación ya es difícil sin Covid, así que ahora tenemos que dar un paso más para asegurarnos de que nuestros seres queridos están llevando esto lo mejor posible.’
En tu libro de cocina Family Table hablas de la comida y la familia ¿Cuál es la clave de un hogar feliz?
‘Estamos todos tan ocupados twiteando y texteando, que ya no hay una comunicación real en torno a la mesa. En nuestra casa, ponemos los teléfonos en una cesta y nos concentramos en cocinar juntos, como familia. Al final, todo se resume en pasar tiempo de calidad juntos, sin distracciones.’
Hoy en día nos sentimos presionados por presentar una vida perfecta, digna de Instagram, algo de lo que has hablado antes ¿Cómo deshacernos de esta idea?
‘Estamos pensando todo tiempo que no somos lo suficientemente buenos porque nos comparamos constantemente con los demás, y las redes sociales empeoran esto. Enfócate en lo que te hace sentirte bien a ti y piensa en lo que puedes hacer por los demás.’
Haces mucho énfasis en la importancia de que las personas reparen sus relaciones interpersonales antes de atender lo que esté mal en otras áreas ¿Por qué?
‘La mayoría de los problemas que aparecen en la vida de las personas pueden tener sus orígenes en relaciones interpersonales disfuncionales: con sus madres, padres, hermanos. Tal vez alguien les dijo alguna vez que no servían para nada, y aquí están, 40 años después, lidiando con el remanente de ese trauma. Para mí, se trata de primero escuchar, luego actuar.’
Cuando estabas en la marina, se te acercó un soldado suicida. Esa experiencia te hizo involucrarte más en la salud mental de las personas en el servicio militar. ¿Qué pasó?
‘Todavía hoy la gente se acerca a mí. Más recientemente, fui contactado por un salvavidas de la marina que había pasado seis años saltando de helicópteros para salvar gente. Estaba sufriendo de trastorno de estrés post-traumático (TEPT) y había intentado suicidarse. Ahora dedica su vida a ayudar a otros. Estoy produciendo un documental sobre su vida, que muestra las realidades del TEPT. Todo tiene que ver con todas esas cosas de las que, como sociedad, no estamos hablando lo suficiente.’
Tienes dos hijas. ¿Sientes que la nueva generación tiene una idea distinta sobre la salud mental y el bienestar?
Esta es una generación a la que es duro pertenecer. Además de la enorme deuda que muchos muchachos deberán enfrentar, una vez terminen sus estudios, tendrán que confrontarse con el hecho de que tal vez no haya trabajo para ellos. Tal vez el lado positivo de toda esta presión es que esta generación es más empática ante las dificultades de los demás. Lo ves alrededor de todo el mundo, bien sea con el movimiento #MeToo o con el descontento civil, la gente está interesada. Ha ocurrido un cambio sísmico. Es increíble.’
Eres una persona que se pronuncia a favor de estar en forma ¿Dónde te ubicas con respecto a la aceptación de la imagen corporal?
‘Tienes que sentirte cómodo contigo mismo, en tu cuerpo. Si te gusta la persona que ves en el espejo, no la cambies. Si hay algo que no te gusta, cámbialo, pero hazlo con calma. No necesariamente se trata de la alimentación o el ejercicio. Se trata de lo que sea que te hace sentir bien, más allá de lo que la gente diga. La aceptación de la imagen corporal es más algo mental que físico.’
Finalmente, ¿qué te gustaría compartir con los lectores de Vogue?
‘Estamos en este planeta por una sola razón: para ayudar a los menos afortunados. Puede ser que ayudemos a alguien al otro lado de la calle a abrir una puerta, o que aportemos algo para que puedan comprar comida, si están atravesando dificultades económicas. Si cada uno de nosotros hiciera algo pequeño por alguien más, el mundo sería un mejor lugar.’
Fuente: Vogue México
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