[vc_row][/vc_row][vc_column][/vc_column][vc_column_text]Después de algunos días en casa guardada, de consumir mucha información por redes, internet, televisión, chats del colegio, del trabajo, grupos de amigos, charlas por facetime, y varias cosas mas, viendo lo que pasa en mi país, alrededor y en el mundo, no puedo evitar hacerme esa pregunta, ¿estamos ante la pandemia de la solidaridad o el virus del egoísmo?.
En algún punto yo creo que estamos hablando de lo mismo, la misma cara del mismo tema, que claramente se trata de un problema mundial, por que el virus no discrimino raza, color, edad, religión, partido político, genero ni nacionalidad, esta ahí latente y expectante para todos, para cualquiera, en cualquier parte del mundo.
Como en una película de Hollywood cada minuto cuenta, las cosas empiezan a suceder y entonces empezamos a reaccionar, como seres humanos que somos, desde nuestro lugar común, desde ese lugar donde somos nosotros, donde constituimos nuestra personalidad y nuestra identidad con el exterior, y ahí empiezan algunos presidentes a “echarle la culpa a otros por el virus”, se cierran las fronteras, se desploman los mercados, se resiente la economía, se deportan a algunos, se les prohíbe el ingreso a otros, hay quienes entran al país desde otros países mas afectados y deciden no aislarse voluntariamente por que no se consideran enfermos, hay quienes sabiendo eso los denuncian, hay quienes denuncian por que “sospechan” que alguien debería estar en cuarentena… y los días pasan… algunos aprovechan para pasear con poca gente, ante los anuncios de cuarentena obligatoria algunos corren a las farmacias y supermercados, algunos aumentan los precios, otros llenan el carrito, llenan el auto, llenan la despensa, otros piensan como van a llenar la panza de sus hijos esa la noche, están quienes compran alcohol y desinfectante para 20, pero en esa casa solo viven 2, hay quienes piensan como van a llegar al final de la semana y hay quienes piensan cuando podrán volver a viajar…
Y hay tantas historias como personas en el mundo. Hay grupos de lectura online de cuentos infantiles para los mas chiquitos, museos que abren sus puertas online sin costo, librerías online que no cobran, clases gratuitas de gimnasia, yoga, meditación, jóvenes que se ofrecen a hacer mandados para que adultos mayores no salgan de sus casas, médicos que trabajan mas de 12 horas por día en los hospitales, aislados de sus familias, atendiendo la salud de los enfermos, hay amigos que hace tiempo no hablaban por falta de tiempo, parientes que vuelven a ser visibles saliendo de la vorágine, cadenas de oraciones, supermercados o comercios que deciden no subir los precios, aerolíneas que vuelan para repatriar a su gente a casa, personas que ofrecen ayuda, otros que la necesitan, y el tiempo sigue pasando…
Y seguramente como en las películas de Hollywood todo esto en algún momento va a terminar, habrá un final, y tendremos que volver a empezar seguramente desde un punto de partida diferente, por que este aislamiento nos conecto con nosotros, con el otro, con los tuyos, con los míos, con aquellos.
Hoy aquí y ahora, la forma en la que nos conectamos depende de cada uno, de lo que quieras dar, de lo que quieras guardar, de cómo elijas vivir, con las responsabilidades que nos tocan a todos pero con las diferencias que nos separan a muchos.
Te propongo que estos días elijas hacer dos acciones por día: una para vos que te haga sentir bien (hay miles de ideas, desde una clase online, hasta una comida rica, una meditación, leer, escribir, poner música) y otra que sea para alguien, puede ser una persona que este haciendo en tu casa con vos la cuarentena o alguien de afuera (un llamado con camarita, un mensaje lindo, compartir algo con alguien especial, charlar de balcón a balcón), todos los días podes desafiarte pensando ¿hoy que puedo hacer?.
Y finalmente te invito a que te preguntes
¿Cómo estoy viviendo esta situación?
¿ Como me gustaría vivirla?
¿Qué puedo hacer para eso?.
Somos todos UNO en este momento ¿lo sentís?.[/vc_column_text]