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A los 18 años Florencia Davel dejó Mar del Plata, ciudad donde había pasado su infancia y su adolescencia junto a sus seis hermanos, para estudiar Farmacia en la Universidad de Buenos Aires. A la par comenzó a trabajar en el área de administración de laboratorios Fénix, con la motivación de que, en algún momento, podría llegar a puestos más técnicos. Así, mientras hacía carrera en el área comercial iba avanzando en la facultad. Hasta que llegó un momento en que se dio cuenta de que no solo estaba interesada por los aspectos técnicos. Fue entonces que decidió comenzar a estudiar, en paralelo, la licenciatura en Comercialización en la UCES.

“Era complicado. Trabajaba nueve horas, cuatro días a la semana iba a la UCES y, además, cursaba, de a una, materias de Farmacia para no perder la regularidad”, cuenta Davel. En el medio de este trajín le llegó la oportunidad de trabajar como visitadora médica en Laboratorios Abbott. De a poco, mantener tanta actividad empezó a hacerse difícil, por lo que decidió dedicarse de lleno a terminar Comercialización y abandonar Farmacia. “Me di cuenta de que nunca me iba a dedicar a la parte práctica de Farmacia, así que decidí hacer foco en el desarrollo de mi carrera comercial”, explica.

Tras dos años en Abbott, donde trabajó en el lanzamiento de un medidor de glucosa en sangre, le llegó la oportunidad de ocupar su primera gerencia en Astra-Zeneca, laboratorio en el que también trabajó un bienio, hasta que en el año 2000 desembarcó en Bristol-Myers Squibb. Davel dice que siempre tuvo muy claro hasta dónde quería llegar en su carrera profesional. Con ese objetivo en mente, hizo el MBA en el CEMA, y generó una red de contactos y de mentores que la ayudaran a avanzar.

Sin embargo, reconoce que aún queda mucho por hacer para que las mujeres lleguen a dirigir empresas y destaca que aunque en la industria farmacéutica son muchas las que llegan a cargos de alta gerencia, son muy pocas las que acceden, finalmente, al sillón del CEO.

“También se me generaron oportunidades porque esta es una compañía que apoya el liderazgo femenino. En el comité ejecutivo tengo un 60 por ciento de mujeres y también en China hay una CEO mujer, por ejemplo”, destaca.  Donde sí se siente en minoría, cuenta, es en la Cámara Farmacéutica: de más de 40 miembros solo dos no son varones.

Sin embargo, reconoce que ser mujer le pesó cuando llegó la maternidad, porque durante la licencia tenía la sensación de que podía perder el lugar que había conquistado. “Estoy hablando de 14 años atrás, cuando la compañía aún no tenía las políticas de apoyo a la maternidad que hay ahora. Después de los tres meses volví a trabajar a full, hoy hay mucha más  flexibilidad”, destaca.

Davel asegura que busca que su equipo de trabajo brille, porque esa es la mejor carta de presentación que puede tener un líder. “Yo trato de inspirar desde el ejemplo y de que todos logren desarrollar su potencial. Así se logra que la gente llegue a su más alto nivel”.

Aunque reconoce que hay diferencias de género en cuanto al estilo a la hora de liderar, dice que lo más importante es cómo cada uno logra inspirar a su grupo de trabajo. “También creo que cuanta más diversidad haya en un equipo, mejor podrán expresarse las capacidades de cada uno. Cuando se trabaja así, uno se da cuenta de que es posible la complementación”, agrega.

En su tiempo libre intenta desconectarse lo más posible del trabajo, algo que no siempre consigue, reconoce. Por eso, dice que los fines de semana busca aprovechar al máximo las horas que pasa con sus hijos, Facundo, de 14 años, y Sofía, de 12. También le dedica tiempo a andar en bicicleta, jugar al tenis y practicar yoga. “Me encanta el deporte, no porque sea una gran deportista, sino porque me ayuda a enfocarme y a tener un espacio para mí”, concluye.

Fuente: https://www.apertura.com/mujeresquehacen/noticias/Claves-para-liderar-de-la-General-Manager-de-Bristol-Myers-Squibb–20180730-0001.html