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Por Liliana Ibañez
Siempre fui muy amiga de la actividad física por sentía que me ayudaba a mejorar la calidad de mi descanso y evitar dolores musculares posturales (mucho tiempo sentada en la computadora por ejemplo)..
Los últimos años me dediqué a estudiar cuales son los componentes que nos nutren y mejoran nuestro bienestar (alimentación primaria). Así descubrí que la actividad física regular además de ser importante para mantener la salud y prevenir enfermedades, también lo es para tener un vida feliz y equilibrada.
Los horarios ocupados y el estilo de vida moderno pueden crear estrés en el cuerpo que conduce a dolores crónicos, inflamación y problemas digestivos, causando estragos en la salud en general. Encontrar una salida adecuada para la tensión acumulada nos ayuda a manejar nuestro estrés de manera productiva, lograr el equilibrio y evitar las dolencias relacionadas con ello, como tensiones musculares, malestar digestivo y mal descanso por las noches.
Hay varios tipos de ejercicios que pueden ayudar a enfocarse en partes específicas del cuerpo o están correlacionados con beneficios específicos para la salud.
Podemos tomar como ejemplo cuatro tipos diferentes de ejercicio:
Fuerza (o resistencia)
Los ejercicios de fuerza mejoran la fuerza de los músculos y los huesos al aumentar la masa de tejido muscular y la cantidad de mitocondrias que crean energía en el cuerpo.
Flexibilidad
Los ejercicios de flexibilidad mejoran el rango de movimiento de las articulaciones y los músculos para mejorar la postura y la respiración naturales.
Resistencia (o cardiovascular)
Los ejercicios de resistencia mejoran la circulación sanguínea, lo que determina qué tan bien el cuerpo administra y utiliza el oxígeno y, por lo tanto, mejora la resistencia y la resistencia.
Equilibrio (o coordinación)
Los ejercicios de equilibrio mejoran la capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio durante las actividades diarias.
Independientemente del tipo de ejercicio que cada uno elija, el cuerpo pasa por una serie de eventos fisiológicos. Por ejemplo se ha demostrado que la actividad física mejora bienestar emocional ya que reduce la ansiedad y la depresión y lo prepara mejor para manejar el estrés. El ejercicio también produce endorfinas, las sustancias químicas para «sentirse bien».
Desarrollar una rutina de ejercicio regular que se adapte a la condición física de cada persona ayuda a aumentar su energía, mejorar su forma de pensar y a que la actividad física sea placentera y sostenible.
¿Cómo determinar qué tipo de ejercicio me mantendrá motivado y comprometido?
Una forma es averiguar cuál es tu estilo de actividad física. Para ello te invito a reflexionar sobre algunas preguntas:
¿ Cual es tu horario favorito del dia?
¿Preferis estar en grupos grandes de personas o en actividades individuales?
¿Cómo sentís las rutinas?
¿Disfrutas de la naturaleza y los espacios abiertos?
¿Sos una persona competitiva?
Con estas respuestas tendrás información sobre tus preferencias y el estilo de entrenamiento que podría ser mejor y mas especifico para tu personalidad.
Te invito a que pruebes empezar algunos de estos tipos de actividades, sostendiendola en el tiempo y disfrutando del proceso de transformación hacia una vida saludable, feliz y plena.
Fuente consultada Institutte for Integrative Nutritition https://www.integrativenutrition.com
Liliana Ibañez
Health Coach
Creadora de Consentido
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